Al ver la película muy recomendable Maquis, me ha venido a la memoria el siguiente episodio. No recuerdo bien si tenía 3 o 4 años. Debió ser en el 1948-49. Lo que no he olvidado y la imagen la tengo en la retina es un camión –como eran en los 40 y 50, una cabina y una gran caja abierta, alguno más moderno llevaba toldo- que pasa por la calle Las Parras que lleva a la carretera de una de las salidas de Valdepeñas. En el cajón hay dos hombres boca abajo, están muertos. Son Cencerro y Crispín, y los llevan a su pueblo, respectivamente Alcalá la Real y el Castillo Locubin, provincia de Jaén. Yo estoy en mi pueblo Valdepeñas de Jaén –en un valle a 1000 metros de altura a los pies de la Sierra Sur de Jaén y me he asomado por un postigo entre abierto en el “comedor” de la casa. No es dónde comemos que lo hacemos en el “comedorcillo”, sino que es la pieza noble de la casa y se abre para celebraciones, pero yo entro en el, cierro la puerta y abro el postigo de uno de los dos balcones que dan a la calle. Es donde me escondo a jugar. Ese día el Ayuntamiento ha dicho que no podemos salir a la calle y todas las ventanas o balcones han de estar cerrados. Mi curiosidad me debió llevar a esconderme en el “comedor” y abrir una rendija. Entonces pasó el camión con los cadáveres de los guerrilleros, -llamados bandoleros-.
Lo que sigue me lo debió contar mi madre después. Eran bandoleros que vivían en la sierra; las gentes de los cortijos les daban comida, pero la Guardia Civil los ha perseguido, y entonces han bajado al pueblo de Valdepeñas y se han escondido en unas casas del barrio del Patín, allí los han cercado, ellos han escapado por las alcantarillas y en una de las salidas por dónde deseaban escapar los han frito a tiros.
Almudena Grandes ha escrito sobre este caso en El lector de Julio Verne.
Sitúa el centro de la acción en Fuensanta de Martos, un pueblo pequeñito a unos 10 km. de Valdepeñas, en dónde vive el joven protagonista. Ha descrito bien el apoyo popular que tenían por parte de los hombres y mujeres de izquierda que habían escapado de la represión franquista de los primeros años. También ha dibujado maravillosamente el papel que juega la maestra del pueblo, que inicia al niño en el amor a la lectura, y es enlace con los maquis. Ella se ha documentado bien por gentes de Fuensanta. Por mi parte deduzco que el que Cencerro y su lugarteniente Crispín fueran a morir a Valdepeñas se debió a que huyeron de acercarse a “la” Fuensanta (su denominación popular en la comarca).
Esta es una pequeña historia de un importante episodio de resistencia franquista, de una niña pequeña, curiosa, que ha oído de una prohibición de no asomarse a las ventanas, y allí que va ella a abrir una rendija y casualmente ve el momento más triste de ese episodio.
Lola G. Luna
Profesora jubilada UB
Activista feminista
texto redactado en Jaén, el 4/09/2020